Por Victoriano Martínez Bernardina Lara Argüelles ha tratado con seis gobernadores desde el Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno del Estado (SUTSGE) y en ningún caso le tocó atestiguar un cambio de poderes que se pudiera calificar como confuso –y hasta folclórico–, con errores y descuidos que paralizaran la administración pública, como el de Ricardo Gallardo Cardona. En una larga conversación con la secretaria general del SUTSGE quedó claro que, al asumir la gubernatura, Gallardo Cardona pretende imponer su voluntad sin ningún respeto a la legalidad y, en tanto se promueve como un gobernador benefactor de la población, atenta contra los derechos de los trabajadores con quienes tendría que hacer equipo. Tras la propaganda en torno a las giras de trabajo, los arranques de obras, los anuncios sobre cumplimientos de promesas de campaña, la imagen que proyecta el nuevo gobierno pretende ocultar la forma en que ha vuelto inoperantes muchas de las áreas gubernamentales, entre las que lo más delicado fue el cierre temporal de las oficinas recaudadoras. Lejos de recurrir a los procedimientos de transición entre una administración estatal y otra, con un periodo de instalación apoyado por directores y subdirectores que en las primeras semanas eran sustituidos, Lara Argüelles señaló que Gallardo Cardona ha recurrido a un terrorismo laboral con errores tales que paralizó al gobierno. Cuando el gobernador Ricardo Gallardo Cardona recibió, junto con el alcalde Enrique Galindo Ceballos, las primeras licencias gratuitas y permanentes, no sólo puso en marcha el cumplimiento parcial de su promesa de campaña, sino que asistía a la reapertura de las oficinas recaudadoras que –por un intento de cambio de proveedor de software– quedaron imposibilitadas para funcionar. “Nunca se habían parado las recaudadoras. A lo mejor se paraban un rato porque se caía el sistema, ahí sí, unas horas, ¿no? Pero diez días no. Y se supone que el gobierno necesita dinero”, expresó Lara Argüelles, conocida entre sus agremiados como Nina.